Friedrich Hayek
La desnacionalización del dinero tuvo unos efectos sobre financiación y gasto público. El fin de la
financiación pública y la satisfactoria regulación de la moneda son totalmente
diferentes, y ambas en la misma institución han llegado ha producir resultados
desastrosos y convierten el dinero en
la principal fluctuación económica que proporciona un crecimiento incontrolado
del gasto público. Un
banco central sujeto a un control político es imposible que consiga un buen
funcionamiento en la masa monetaria, porque el poder sobre la oferta monetaria provoca en tal política unas consecuencias,
como falta de competencia. En este caso nuestro autor piensa que si hubiese una sana moneda se operaría sin tener efecto en quien la emita.
El gobierno central tiene un gran poder sobre el dinero estatal, tal es, que lo usan de forma de financiación, y para que esto no ocurra deben prohibirles ese poder. Porque cuanto más se separe la financiación pública de la regulación de la circulación monetaria, será mejor. Por eso al gobierno se le obliga a hacer
presupuestos para el año natural y se exige balances equilibrados, para no gastar más dinero estatal del que tienen y no llegar nunca a situación de déficits, y así estar en las mismas condiciones que las empresas privadas.
Para no tener graves problemas de transición debería de aparecer nuevas
monedas. Esto sería una buena alternativa para la gran mayoría de las personas, costaría un poco de trabajo el nuevo cambio pero al tiempo sería una gran satisfacción. A los
comerciantes detallistas se les ayudaría desde el primer momento para el manejo
de la nueva moneda, y a los fabricantes, comercios y empresas de servicios les
llevaría un poco más de tiempo.Las
finanzas públicas y la gama privada, como banca, seguros, inmobiliarias… serían
las más afectadas con este cambio.
El gobierno debe proteger la moneda emitida por
el banco central, que solo éste tiene la total libertad de crear la nueva
moneda, y ambos no pueden disponer de la antigua moneda para deshacerse de
ellas. La
gente confía que la nueva moneda será buena
sí el gobierno no tuviese
poder sobre ellas, y si pudiesen elegir libremente que monedas utilizar en sus propósitos. Y funcionaría
esta adaptación en mercados libres de bienes. El
gobierno no puede atribuir a las instituciones privadas el negocio de
suministrar dinero, porque entonces la banca comercial implantarían su propia
moneda, y esto sería un problema, ya que los bancos tendrían que hacer fuertes
inflaciones y cobrar más por sus operaciones. Este resultados es inherente e
inestable y se viene demostrando desde hace cien años.
En este caso, nuestro autor opina que mientras sea
el gobierno quien administre el dinero no hay seguridad y que el sistema más
seguro es el patrón oro, aunque éste tenga imperfecciones que seguro se podrán
corregir. E insistía que la moneda no tiene que ser creada por una autoridad única,
sino que lo mismo que los idiomas, las leyes y la moral emergen y evolucionan
espontáneamente. Hayek instaba a los empresarios a lanzar un movimiento en
respaldo de la moneda libre, como lo hicieron en el siglo XIX con el libre
comercio.
María
Friedrich Hayek (lectura de clase)
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